CONAN GRAY Y LA CANCIÓN OCHENTERA.

Conan Gray volvió en mayo con  Never Ending Song, con influencia ochentera y primer adelanto de su próximo álbum.

Es difícil hacer una canción ochentera hoy en día sin que suene a una pista impostada con lo que se podría llamar un 80s starter pack (synths, bajo , la percusión…). Esto se debe a que ,desde que The Weeknd comenzará en el panorama pop internacional a introducir la tendencia ochentera con Blinding  Lights, los ejemplos se han multiplicado, amparados en el éxito de las primeras canciones con toques ochenteros en el mainstream . Aparte de la tendencia pop rock y de la tendencia nu disco de Dua Lipa , las canciones, samples y muchas veces casi copias de hits ochenteros se han convertido en una opción favorita para los artistas pop mainstream (OneRepublic, Miley Cyrus, Bad Bunny, Zara Larsson, Ava Max, Lizzo…). Incluso alguien ha considerado buena idea hacer un cover ‘actual’ en español de Maniac de Miachael Sembello (Maníaca de Abraham Mateo) . Quizá esto se deba a que permite a los artistas pop y tradicionales seguir haciendo un pop melódico o porque las canciones ochenteras sean ‘agradables’ tanto para jóvenes como para las personas que vivieron los ochenta en primera persona. 

Pasando a Conan Gray, ya en Overdrive se dejaban notar las reminiscencias ochenteras y la suma de Conan a esta tendencia , pero Never Ending Song deja atrás las reminiscencias para unirse con todo el equipo a los ochenta. Tanto que parece sacado de un capítulo de Stranger Things -el vídeo también- . Y es que en Never Ending Song no sólo comienza con los enérgicos y potentes sintetizadores , sino que nos muestra unos graves desconocidos en la voz de Conan . Por otro lado, la letra habla de un amor persistente , pasado y presente para el artista, incluso después de una ruptura. Pese a ese influjo ochentero , Conan Gray se acerca también al indie pop con unos synths que recuerdan a Declan Mckenna.

El vídeo introduce a Conan -con un estilismo más Michael Jackson que nunca- en un supermercado y con un ambiente donde parece que Millie Bobby Brown va a entrar para llevarse unos Eggos. Lo que reverbera aún más, si cabe, la influencia y estética ochentera de la canción.